Trascendencia Activa: el renacimiento de ESCVDO y la ética como acto creativo

En un mundo saturado por la velocidad, donde la moda suele confundirse con espectáculo y las narrativas se diluyen en la superficie, existe una marca peruana que ha decidido mirar hacia adentro. ESCVDO, nacida del alma de las montañas y los hilos del tiempo, ha iniciado un renacimiento. No uno estético ni únicamente comercial, sino espiritual. Un acto de voluntad compartida. De ética como forma de belleza.

Tuve el privilegio, junto al equipo del Ministerio de la Creatividad, de acompañar a ESCVDO en este proceso. En el centro de este viaje no hubo una estrategia de marketing ni un plan para optimizar métricas. Hubo seres humanos. Artesanos en zonas rurales donde la regulación es escasa y la dignidad, muchas veces, depende de la conciencia del otro. Un equipo interno comprometido no sólo con la excelencia del producto, sino con el alma de quienes lo crean. Y una comunidad de clientes que no consume por impulso, sino por sentido.

En esta comunión de voluntades emergieron dos conceptos que hoy definen a ESCVDO. Dos ideas que no fueron impuestas, sino descubiertas en el hacer cotidiano, en el diálogo entre manos que tejen y miradas que cuidan.

La primera es la Trascendencia. No como algo abstracto o religioso, sino como la capacidad de ir más allá del interés individual para tocar, aunque sea por un instante, el bien común. Cada pieza de ESCVDO es una afirmación de que el lujo no está reñido con la justicia, y que el diseño puede ser una forma de cuidado mutuo.

La segunda es la Energía de la Activación. Ese fuego invisible que se enciende cuando hay compromiso. Cuando el trabajo no es sólo un deber, sino una extensión del ser. En ese estado de presencia, cada tarea —por pequeña que parezca— adquiere potencia. Y ahí nace lo que hoy llamamos la Trascendencia Activa.

La Trascendencia Activa es una ética del hacer. Un marco viviente que conecta a todos los actores de la cadena de valor: artesanos, diseñadores, gestores, clientes. No es una promesa futura, sino una práctica cotidiana. Y en ella reside el verdadero renacimiento de ESCVDO.

Porque al final, lo que se renueva no es sólo una marca. Es una forma de estar en el mundo. De crear con dignidad. De honrar lo invisible.

Como lo expresa ESCVDO en su blog:

“Cada prenda de vestir se convierte en algo más que algo para usar; se convierte en el comienzo de una historia destinada a continuar. [...] Con el tiempo, una prenda querida adquiere significado. Comienza a contener tu historia, tejida con risas, amor y momentos que importan. Y un día, puede ser transmitida, su tejido impregnado con el espíritu de una vida bien vivida.”

Este es el legado que ESCVDO ha elegido: no solo vestir cuerpos, sino también almas. Crear piezas que no solo duren una vida, sino que la cuenten.