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¿Casandra, Cronut o Mentor? La decisión que define tu marca hoy.

  • Foto del escritor: Denise Dianderas
    Denise Dianderas
  • 11 sept
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 20 sept

El futuro ya está aquí: puedes ser la voz ignorada, la chispa que combina lo obvio de forma genial, o la guía que convierte clientes en héroes. ¿Qué papel va a jugar tu marca?


Heroínas, tinta china: Mariza Marques Barbosa
Heroínas, tinta china: Mariza Marques Barbosa

En la mitología griega, Apolo le regaló a Casandra el don de la profecía. Podía ver el futuro con absoluta claridad. ¿El problema? Cuando lo rechazó, él la maldijo: nadie le creería jamás.

Casandra gritó sobre la caída de Troya, advirtió el truco del caballo, anunció la muerte de Agamenón. Y en todos los casos fue ignorada. Resultado: desastre tras desastre, con la amarga certeza de que todo pudo evitarse.


Esto se conoce como el Complejo de Casandra corporativa: cuando alguien en la empresa ve con claridad una amenaza, una disrupción o una oportunidad… pero carece del poder para convencer a los demás. Porque visión sin persuasión, sin storytelling, sin inspiración, sin alma… es impotencia. Es nada.


Ver el futuro no basta


Ver el futuro no basta cuando tu equipo sigue atrapado en el PowerPoint eterno. El liderazgo no consiste en mirar más lejos, sino en acortar la distancia entre la visión y la acción.

Eso significa tres cosas muy simples:


  1. Anclar la visión al negocio: ingresos, clientes, retención.

  2. Bajarla a pasos pequeños y medibles: no pidas saltos de fe, ofrece pruebas.

  3. Contar historias, no solo datos: Excel informa, la narrativa moviliza.


Agencia: la diferencia entre hablar y hacer


Durante la Segunda Guerra Mundial, Witold Pilecki se infiltró voluntariamente en Auschwitz para documentar el horror nazi. Sin poder, sin recursos, sin garantías. Solo con una voluntad inquebrantable de hacer que algo pasara.

Eso es agencia personal: la fuerza invisible que convierte visiones en realidades. En negocios, la agencia es lo que separa a quienes lideran de quienes solo observan.


Tu momento Cronut


2013, Nueva York. Dominique Ansel combina un donut y un croissant. El resultado: el Cronut. Un invento tan absurdo como brillante. Al día siguiente, la gente hacía cola por horas.

La lección: innovar no es inventar desde cero, es combinar lo que ya existe de maneras que nadie más imaginó.

Hoy, con la IA produciendo contenido mediocre a la velocidad de la luz, el “término medio” desapareció: o eres excepcional o eres irrelevante. La única salida es tu capacidad de combinar: experiencias, disciplinas, culturas.


El héroe no eres tú


Esta es la industria que mejor sabe contar historias, definitivamente. En el libro Building a Story Brand, el consultor estadounidense Donald Miller explica que las marcas deben inspirarse en el cine para pensar y comunicar sus negocios.


Imagina que entras a una sala de cine para ver una película de Spielberg. Pagaste tu entrada, te sentaste con tus canchitas, la luz se apaga… y de pronto aparece Spielberg en pantalla hablando de quién es y contándote toda su biografía. Insoportable, ¿no? Pues eso mismo hacen muchas empresas cuando creen que el héroe es la marca, el producto o el CEO.

El héroe, repito, es el cliente. Hoy mismo tuve una confirmación inesperada de esto. Estaba en la peluquería y mi estilista —Salvatore, un italiano libre y creativo que me atiende hace más de 20 años— alcanzó a leer una parte de esta nota en mi celular (yo había agrandado las letras porque no llevaba lentes). Cuando vio la frase “el cliente es el héroe”, me dijo: “Esto es totalmente cierto”. Y lo dice alguien que lo vive todos los días: con Salvatore siempre me sentí heroína en su espacio. Es quien trae el café italiano en la temperatura perfecta, quien hornea galletas para sus clientas, quien abrió con su hijo una heladería donde innova con sabores rarísimos solo para sorprenderlas, quien dejó todo en Italia para reinventarse en Perú y convertirse en uno de los mejores peluqueros que conozco. Él entiende que el protagonista nunca es el estilista, sino la persona que se sienta en su silla. Por eso, cuando leyó esa frase, solo pudo decir: “Ufff, sí”.


Salvatore, diciéndome: “Ufff, sí”.
Salvatore, diciéndome: “Ufff, sí”.

En toda buena historia, el héroe se enfrenta a un gran problema. Pero no lo resuelve solo: aparece un mentor. Y ese es tu rol. Tu marca no es protagonista, es guía. El que traduce el futuro en presente accionable. El que abre camino y ofrece las herramientas.

Piensa en Steve Jobs: no puso al diseñador en el centro de la narrativa. Puso al usuario —harto de computadores feos y complicados— como héroe. Y Apple apareció como el mentor que le entregaba una solución simple, bella y funcional.


Las marcas que entienden esto construyen comunidades. Porque los clientes no solo compran un producto: quieren pertenecer a una historia donde reconocen sus virtudes y sus vulnerabilidades. Y cuando esas personas se vuelven fans, crean lo que hoy llamamos comunidades de marca: espacios donde el feedback genera las próximas “temporadas” de la serie, es decir, las siguientes líneas de productos o servicios.

En un mundo donde la atención del cliente es el activo más valioso, posicionarte como mentor y no como héroe es la diferencia entre sonar a ego y sonar a propósito.


La verdad sobre la suerte


Muchos la llaman suerte. Pero la suerte, en realidad, es estadística, insistencia y frecuencia. Guilherme Benchimol, emprendedor brasilero y fundador de XP Investimentos —una de las mayores firmas de inversión de Latinoamérica— lo contó en el manifiesto de su marca: tuvo “suerte” de ser despedido, de perder todo, de pasar vergüenza al mudarse de ciudad, de vender su coche para arrancar la empresa. Lo que parecía azar era, en realidad, un patrón de decisiones y resiliencia..


¿Y J.K. Rowling? Dicen que tuvo suerte con Harry Potter. Pero olvidan los borradores escritos en cafeterías heladas, el desempleo, los 12 rechazos editoriales.


¿Suerte? No. Volumen. Resiliencia. Insistencia.


La suerte aparece para quienes insisten incluso sin público, para quienes bancan el proceso en silencio, para quienes siguen haciendo, haciendo y haciendo, aunque nadie responda.

El mundo no premia a los que solo sueñan. Premia a quienes no paran de hacer. Hasta que alguien, desde afuera, decide llamar a eso “suerte”.


Conclusión


Casandra vio el futuro pero no convenció. Pilecki arriesgó la vida para actuar. Ansel mezcló dos masas y creó un fenómeno. Miller nos recuerda que el héroe es el cliente. Salvatore, lo reafirma cada día: hacer sentir al cliente como héroe es lo que construye lealtad, comunidad y magia. Y la “suerte” solo sonríe a quienes insisten hasta que lo inevitable ocurre.


Cinco recordatorios para ti:


  • No basta ver antes. Hay que traducir la visión al lenguaje del negocio.

  • No basta hablar. Hay que actuar con agencia.

  • No basta competir. Hay que combinar lo obvio de formas no obvias.

  • No basta soñar. Hay que insistir, producir, conectar.

  • No basta ser protagonista. Tu cliente es el héroe; tu marca, el mentor.


Cuando la IA entrega resultados “aceptables” en segundos, lo correcto deja de ser suficiente. Lo que diferencia a tu marca es ser radicalmente humana, irreverentemente creativa y brutalmente accionable


El futuro ya está aquí. La pregunta es: ¿vas a ser Casandra ignorada, Pilecki valiente, Ansel combinador, o el mentor que guía a su héroe hacia la victoria?


La pelota está en tu cancha.


La croche DD



 
 
 

1 comentario


marizamarquesbarbosa
11 sept

DD LA CROCHE ESTÁ FANTÁSTICO. TE FELICITO UNA VEZ MÁS

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